Crítica de discos: Zarzuela en formato de cámara, vol. 2




Como anunciábamos en el mes de mayo, acaba de publicarse el segundo volumen de la serie dedicada a la zarzuela en formato de cámara que está editando el Ensamble de Madrid. Como en el anterior CD, entre las seis zarzuelas incluidas, encontramos una auténtica novedad, La torre del oro, de la que sólo se conoce su magnífico “intermedio”, dos selecciones que no son demasiado conocidas, La gatita blanca y Cádiz, y un par de obras mucho más difundidas, Jugar con fuego y La revoltosa. A este programa hay que añadir una bella versión de la conocida serenata Impresiones de España del compositor catalán Joaquín Malats (1872-1912), música que no pertenece al género lírico, pero que se escucha con deleite y satisfacción.

Los arreglos son originales de la época, salvo el correspondiente a La revoltosa que ha sido realizado por el Ensamble en la misma línea excelente que el resto del programa. Estas versiones significan la apertura de un camino para que los aficionados podamos conocer algunas de las muchísimas obras que duermen en los archivos. Seguramente no hace falta que lo digamos, pero ahí queda la sugerencia. Otra consecuencia de estos discos (y los que vendrán para completar la serie), es su valor como acercamiento a la música de cámara, porque lo que ofrecen es, precisamente, música de cámara, ese tipo de música descuidado en nuestro país, pero importantísimo para la educación de músicos y aficionados.

La interpretación nos parece muy interesante y atractiva. Amplia y de bella sonoridad la selección de Jugar con fuego; patriótica y brillante la traducción de la música de Cádiz, música escrita por un liberal declarado. El disco incluye dos selecciones de esta obra; quizá esta división sea útil para el concierto pero en el disco hubieran funcionado perfectamente haberlas ofrecido juntas, aunque su duración se acerque al cuarto de hora.

El arreglo –y la interpretación- de La torre del oro muestra un conjunto capaz de destacar la vocación sinfónica del “intermedio” y poner en evidencia el buen hacer musical de un músico como Gerónimo Giménez. Muy bueno el arreglo de La revoltosa y atractiva la graciosa y chispeante gracia de La gatita blanca, auque hubiéramos preferido algo más de serenidad en las célebres coplillas de la protagonista.

El Ensamble (Roberto Mendoza y Esperanza Velasco, violines; Santiago Kuschevarsky, viola; Paul Friedhoff, violonchelo, Fernando Poblete, contrabajo y Ángel Huidobro, piano), funciona muy bien; obtienen sonoridades conjuntas de entidad y volumen, se proporcionan la cobertura adecuada cuando alguno ha de llevar la voz solista, y dan la impresión de que disfrutan con su trabajo.

El disco se presenta con textos explicativos en español e inglés, que se traducen en un artículo sobre el ambiente de un café musical de época, donde trabajaban grupos instrumentales como el protagonista de esa grabación.

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